sábado, 20 de abril de 2013

Espantos

Le chirriaban los dientes mientras dormía.
Eran bocados terroríficos de su mandíbula, como si tuviera las manos atadas 

y solo tuviera la dentadura para agarrarse.
Le seguían espasmos de cuerpo.
Sudaba y saltaba, como si su almohada fuera un pozo oscuro y profundo,
hambriento de sueños y pesadillas.

Al día siguiente era incapaz de escribir o dibujar.
Sus manos tenían vida propia, 

recordándole que todo NO había sido sólo un sueño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario