viernes, 19 de abril de 2013

Escape

¡Clack clack clack! Sonaban las gotas. Se escurrieron suavemente por mi espalda mientras intentaba colarme por el desagüe. Empecé con la lengua, pero tuve que saborear todos los pelos de mi familia, que estaban ahí desde nuestra llegada a Europa. Intenté con las orejas, pero escuchaba las conversaciones de mis vecinos del quinto, que son unos marihuaneros y siempre me han caído mal porque me apestan la habitación, y creo que se la fuman verde. No había manera. ¿Un dedo? No pude. Tenía las uñas largas y no pensaba mordermelas porque yo soy muy de cortaúñas. Me voy a por la cámara para sacarme fotos de la polla flotando. Definitivamente hay tres tipos de belleza: Con ropa, sin ropa, y mojados. ¡Pero qué fea es una estría encharcada! Me encanta el amarillo mohoso que produce la cortina de plástico. De este asqueroso, como cuando se le despegaba el papel pintado de la habitación a Barton Fink. Qué sensación más rara puede producir un pegamento, ¿verdad? 

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